A estas alturas de la vida, un servidor las ha visto de todos los colores, tamaños, formas y otras cualidades descriptivas que otorgan empaque al producto. No vayan a pensar mal.
Me refiero a la extraña forma que tienen algunos seres humanos dedicados a menesteres de servidumbre en tildar de la misma manera a esa oveja negra que han tenido en sus casas durante su reinado, bueno, que hemos tenido y seguimos teniendo todos.
No hace tanto pasamos de jugar en la Champion league, a mirar con lupa unos extraños brotes verdes que parecían ir germinando a la luz de un pequeño flexo, y es que la luz del sol, quedaba aún lejos de aquél cuarto en el que nos encontrábamos.
Sin embargo, el nuevo “ propietario de la habitación”, parecía muy concienciado de que su predecesor no sabía muy bien qué era exactamente un brote verde.
Mire usted, a pesar de no ser muy devoto de estos nuevos inquilinos, al menos, parecía que reconocían que estábamos en el interior de un cuartucho, con la única luz que ofrecía, no sin esfuerzos, aquél flexo.
Tenía gracia cómo aquella luz que se plasmaba ante las desnudas paredes del cuarto, proyectaban unas sombras tan parecidas a aquella caverna mítica. Parecía que la historia o se burlaba de nosotros o sencillamente mostraba que todo estaba inventado y que lo que sucedía ya en los aledaños de esa cueva, sucedía a día de hoy en el interior de nuestro cuarto particular.
Hoy, parece que esa habitación ya ha encontrado un ventanal a la que poder dirigir nuestra mirada, y sin dejar de depender de la luz del flexo, el apoyo del astro rey inunda de esperanza a los habitantes de ese cuarto.
Pero hay de mi, que sabiendo que si antes, en una habitación con la luz de un flexo, no se podía conseguir hacer crecer brotes verdes, mi querido Sancho, imposible o mentira es que las raíces sean vigorosas, más todo lo contrario, si son serán endebles, si existen, serán en potencia.
Brotes verdes y raíces vigorosas, hoy por hoy, imposibles si continuamos encerrados en ese cuarto con a penas luz y es que llamar de manera distinta a lo mismo no es sino hacer uso del sinónimo, noble para dominar el lenguaje, infructuoso como manera de avanzar hacia la salida.
Si Don Quijote levantara la cabeza.